sábado, 26 de noviembre de 2016

El camello sin cuerda

Resultado de imagen para cuento atar los camellos


Una caravana que iba por el desierto se detuvo cuando empezaba a caer la noche.
Un muchacho, encargado de atar a los camellos, se dirigió al guía y le dijo:
-Señor, tenemos un problema. Hay que atar a veinte camellos y sólo tengo diecinueve cuerdas. ¿Qué hago?
-Bueno -dijo el guía-, en realidad los camellos no son muy lúcidos. Ve donde está el camello sin cuerda y haz como que lo atas. El se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.
El muchacho así lo hizo. A la mañana siguiente, cuando la caravana se puso en marcha, todos los camellos avanzaron en fila. Todos menos uno.
-Señor, hay un camello que no sigue a la caravana.
-¿Es el que no atastes ayer porque no tenías soga?
-Sí ¿cómo lo sabe?
-No importa. Ve y haz como que lo desatas, si no va a creer que siguen atado. Y si lo sigue creyendo no caminará.
Este cuento ilustra de que forma los límites no lo impone la realidad, sino nuestras propias creencias. Somo como el camello, atados sin cuerda.

martes, 22 de noviembre de 2016

Te cuento un cuento de Navidad


Imagen relacionada



Me fascina la época de las fiestas de fin de año,  obviamente sin perder el sentido energético de la Navidad, y la importancia del balance de que siempre estamos dispuestos hacer , más las expectativas para el año próximo, tomando la parte adulta de la cuestión, pero internamente, nunca dejé de creer … incluso hasta me parece que todo se envuelve en un velo mágico.

Creo que lo que más me llama la atención es la mirada de los chicos, reflejo de la credulidad, la esperanza de encontrar en los arbolitos, el regalo traído por Papa Noel . Si, si, me dirán con ojos adultos : “ es todo un comercio”, pero elijo creer , me contagio de esa energía  dejándome llevar por el éxtasis de los brillos, las lucecitas de colores y me sumerjo en un mundo de cuentos fantásticos, duendes y renovada alegría.

Ya divorciada, siempre quise pasar la Navidad con mi hija, y cedía el Año Nuevo al padre, nos invitaron a la casa de unos parientes de mi cuñado a cenar la noche del 24, allá partimos, junto con mi hermana sobrinos y mi madre. Llegamos sobre la hora de preparar  todo y cuando ya estábamos casi todos sentados, viene un sr.  que nos presentaron como el padre del tío de mi cuñado ( ups)  y se sentó en la cabecera de la mesa… mi hija y yo nos miramos inmediatamente, con cara de ohhhh (sorprendidas es poco decir) . Vestido con una camisa y pantalón deportivo, este señor  tenía una barba larguísima casi toda blanca, al igual que su cabello  largo y aspecto bonachón  y panzón.  Pobre, pasamos toda la cena mirándolo.  Casi a las 12 de la noche, lo perdimos de vista.

Ya  puntualmente a la hora de brindar,  comenzamos con el conocido  ritual de todo lo que se hace habitualmente en una  noche navideña, cuando vemos que aparece Papá Noel a brindar con nosotros, con su carácterístico  ho ho ho….  Demás esta decir que  fue totalmente mágico el momento, y ni hablar cuando comenzaron a repartirse los regalos, luego con caramelos en los bolsillos, salió a repartirlo entre los chicos del barrio.

Si bien, mi cara de tonta no se borró un solo momento,  lo maravilloso  fue ver la cara de mi hija, que si bien ya sabía lo que tenía que saber,  tiene un carácter firme y es muy realista … (ojo, no digo más por si hay chiquitos por ahí) , ví en sus ojos  algo difícil de explicar, un nuevo “yo creo”,   en ese  renovado  brillo, de fe, esperanza, me hizo sentir más aún, lo que siempre sostengo “ todo es posible”,. Y sentí la emoción en sus palabras cuando me dijo:  “mamá!!! Cenamos con el verdadero Papá Noel?”

Hace algunos pocos años me enteré que este sr. Falleció, cuando se lo comenté a mi hija ya mayor de edad…no pude evitar una sonrisa melancólica cuando me dijo… “quien mamá? Falleció Papá Noel….?



Gracias una y mil veces gracias a este sr. Que ni siquiera recuerdo el nombre, pero  nos ha hecho el mejor de los regalos…. Una Feliz Navidad!!!!!


Laura Parrinello



miércoles, 9 de noviembre de 2016

Pregúntale a los muertos

Resultado de imagen para dibujo  en el cementerio



En un amplio patio de la casa más elevada del poblado, descansaba un hombre anciano cuyo rostro se decía que inspiraba una extraña mezcla entre misericordia y firmeza. Era conocido por el nombre de Khalil, y de todos era sabido que de sus palabras parecía brotar un manantial de sabiduría.

Un día de sol, en el que el anciano se hallaba meditando bajo la sombra de una vieja higuera, se presentó ante el umbral de su jardín un joven que dijo:

- “Amigo sabio, ¿puedo pasar?”

- “La puerta está abierta” - respondió Khalil.

El joven, cruzando el umbral y acercándose al anciano, le dijo:

- “Me llamo Maguín y soy artista. Mi trabajo es sincero y pleno de sentimiento, sin embargo tengo un gran problema: me atormentan las críticas que se hacen de mi vida, mi obra y mi persona. Vivo obsesionado por las descalificaciones de los críticos de arte, y por más que trato de que no me afecten, me acaban esclavizando... Sé que eres un hombre sabio y que tu fama de sanador alcanza los horizontes más remotos. Dicen también que tus remedios son extraños, y, sin embargo, no me falta confianza para acudir a ti, a fin de conseguir la paz que tanto necesito en la defensa de mi imagen.”

Khalil, mirando al joven con cierta displicencia, le dijo:

- “Si quieres realmente curarte, vé al cementerio de la ciudad y procede a injuriar, insultar y calumniar a los muertos allí enterrados. Cuando lo hayas realizado, vuelve y relátame lo que allí te haya sucedido.”

Ante esta respuesta, Maguín se sintió claramente esperanzado en la medicina del anciano. Y aunque se hallaba un tanto desconcertado por no entender el porqué de tal remedio, se despidió y salió raudo de aquella casa.

Al día siguiente, se presentó de nuevo ante Khalil.

- “Y bien, ¿fuiste al cementerio?” - le pregunto éste.

- “Sí” - contestó Maguín, en un tono algo decepcionado.

- “Y bien, ¿qué te contestaron los muertos?”

- “Pues en realidad no me contestaron nada, estuve tres horas profiriendo toda clase de críticas e insultos, y en realidad, ni se inmutaron”

El anciano sin variar el tono de su voz le dijo a continuación:

- “Escúchame atentamente. Vas a volver nuevamente al cementerio, pero en esta ocasión vas a dirigirte a los muertos profiriendo todos los elogios, adulaciones y halagos que seas capaz de sentir e imaginar”

La firmeza del sabio eliminó las dudas de la mente del joven artista por lo que despidiéndose, se retiró de inmediato.

Al día siguiente Maguín volvió a presentarse en la casa de anciano...

- “¿Y bien?”

- “Nada” - contestó Maguín en un tono muy abatido y desesperanzado.

- “Durante tres horas ininterrumpidas, he articulado los elogios y elegías más hermosos acerca de sus vidas, y destacado cualidades generosas y benéficas que difícilmente pudieron oír en sus días sobre al tierra, y... ¿qué ha pasado? Nada, no pasó nada. No se inmutaron, ni respondieron. Todo continuó igual a pesar de mi entrega y esfuerzo. Así que... ¿eso es todo?”, preguntó el joven con cierto escepticismo.

- “Sí” - contestó el viejo Khalil.

- “Eso es todo... porque así debes ser tú, Magín: indiferente como un muerto a los insultos y halagos del mundo... porque el que hoy te halaga, mañana te puede insultar, y quien hoy te insulta, mañana te puede halagar. No seas como una hoja a merced del viento de los halagos e insultos. Permanece en tí mismo, más allá de los claros y los oscuros del mundo”

El abuelo y el nieto

Había una vez un pobre muy viejo que no veía apenas, tenía el oído muy torpe y le temblaban las rodillas. Cuando estaba a la mesa, apenas podía sostener su cuchara, dejaba caer la copa en el mantel, y aún algunas veces escapar la baba.

Resultado de imagen para cuento el abuelo y el nieto




La mujer de su hijo y su mismo hijo estaban muy disgustados con él, hasta que, por último, le dejaron en un rincón de un cuarto, donde le llevaban su escasa comida en un plato viejo de barro. El anciano lloraba con frecuencia y miraba con tristeza hacia la mesa. Un día se cayó al suelo, y se le rompió la escudilla que apenas podía sostener en sus temblorosas manos. Su nuera le llenó de improperios a los que no se atrevió a responder, y bajó la cabeza suspirando. Le compraron entonces una tarterilla de madera, en la que se le dio de comer de allí en adelante.

Algunos días después, su hijo y su nuera vieron a su niño, que tenía algunos años, muy ocupado en reunir algunos pedazos de madera que había en el suelo.

- "¿Qué haces?", preguntó su padre.

- "Una tartera, contestó, para dar de comer a papá y a mamá cuando sean viejos."

El marido y la mujer se miraron por un momento sin decirse una palabra. Después se echaron a llorar, volvieron a poner al abuelo a la mesa; y comió siempre con ellos, siendo tratado con la mayor amabilidad.

Hermanos Grimm

El hombre sabio y el hombre simple


Resultado de imagen para el hombre simple y el hombre sabio


Una vez, hace mucho, mucho tiempo, vivió en Arabia un viejo hombre sabio. Viajaba solo, sin nadie con quien hablar y dondequiera que iba la gente de daba comida para su viaje y, a veces, también pedazos de tela con qué emparchar su manto. A su vez, él les contaba historias o les daba consejos.

Un día, mientras estaba sentado junto al camino, se le acercó un hombre que se quedó a su lado.

- "Te saludo, hijo mío. ¿Tienes hambre? Ven, comparte estos dátiles conmigo."

- "Bendiciones sobre tí, Maestro", dijo el hombre Simple. "No tengo hogar, ni seres queridos en el mundo. ¿Puedo ir contigo en tus viajes?"

- "No tengo nada que ofrecer, hijo mío", replicó el viejo, "pero puedes venir conmigo y permanecer a mi lado tanto como lo desees."

Por un tiempo, anduvieron contentos juntos y, viendo al hombre Simple junto al hombre Sabio, los aldeanos también le daban a él de comer, así viajaban de un lugar a otro.

Un día, el hombre Simple tomó un pedazo de madera que había en el camino y le dijo al anciano:

- "Maestro, aquí hay un pedazo de madera que puedes tallar. A menudo te he visto trabajar con ese cuchillo muy agudo que tienes. ¿Qué puedes hacer con este pedazo de madera?."

Y el hombre Sabio respondió:

- "Por favor, hijo mío, no me preguntes qué voy a hacer, algo me será sugerido."

Los días pasaron y lentamente el fragmento de madera se hacía más y más pequeño mientras ellos proseguían su camino y toda la gente que encontraban, preguntaba:

- "¿Qué estás tallando en ese pedazo de madera, anciano?."

Y el viejo les daba siempre la misma respuesta:

- "Algo será sugerido."

Era ahora un pedacito muy pequeño de madera, hermosamente tallado y un poco más grande que un dátil.

- "Maestro", venturó el hombre Simple un día, cuando ellos estaban sentados sorbiendo un dorado café dulce, "pronto no quedará nada del pedazo de madera que estás tallando. ¿Qué estás haciendo?."

- "Paciencia, hijo mío, algo será sugerido", dijo el hombre Sabio con una sonrisa.

En ese momento una pobre mujer, que tenía un niño lloroso en sus brazos y una cesta de frutas sobre su cabeza, pasó camino del mercado. El día era caluroso, el camino polvoriento y la infortunada mujer ya casi no resistía los gritos del niño.

En el momento en que pasaba, empapada su frente de sudor, el hombre Sabio estiró la mano y la detuvo:

- "Espera un segundo, hermana", le dijo. "Creo que tengo algo para tí, aquí."

Y puso de pronto la pieza de madera tallada del tamaño de un dátil, dentro de la boca del niño.

Este paró de llorar y comenzó a chupar contento.

- "Ves, hijo mío", dijo el hombre Sabio, mientras la mujer proseguía su camino. "Sin saberlo yo mismo, he estado haciendo un chupete para este pequeño."

jueves, 3 de noviembre de 2016

LA SERPIENTE Y LA LUCIÉRNAGA


Resultado de imagen para LA SERPIENTE Y LA LUCIÉRNAGA






Cuenta la leyenda, que una serpiente perseguía a una luciérnaga para devorarla. El pequeño insecto hacia hasta lo imposible para huir de la serpiente. Durante días fue una persecución intensa.

Después de un tiempo, la luciérnaga cansada, exhausta, se detuvo y le dijo a la serpiente:


----¿Te puedo hacer 3 preguntas?


La serpiente respondió:


---No acostumbro a dar concesiones, pero como de todos modos te voy a comer......¡adelante!


---Pregunta no. 1: ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?


---NO


---Pregunta no. 2: ¿Te he hecho algo?


---Nada en absoluto


---Pregunta no. 3: Y entonces.....¿Porque quieres comerme?


---PORQUE BRILLAAAAAAASSSSSSS!!!


MORALEJA: En muchas ocasiones te encuentras con personas que sólo te van a criticar, condenar, etiquetar, aunque nunca les hayas hecho cosa alguna y seas una persona cordial con ellos. Y todo eso, es porque al igual que la luciérnaga, tienes tu brillo propio, iluminas tu camino y el camino de muchos que vagan por la oscuridad. Brillas mas que los demás, al igual que una luciérnaga por la noches y eso, es algo difícil de soportar por otras personas, porque ellas carecen de esa luz interior, esa brillo propio y les duele tu brillar.....ENVIDIA. Son personas enfermas, contaminadas y que solo viven en la INfelicidad, aléjate de ellas. Nunca dejes de ser quien eres, de iluminar con esa luz tan muy tuya, aunque esto moleste a esas personas que viven en la penumbra total.