Me fascina la época de las fiestas de fin de año, obviamente sin perder el sentido energético
de la Navidad, y la importancia del balance de que siempre estamos dispuestos
hacer , más las expectativas para el año próximo, tomando la parte adulta de la
cuestión, pero internamente, nunca dejé de creer … incluso hasta me parece que
todo se envuelve en un velo mágico.
Creo que lo que más me llama la atención es la mirada de los
chicos, reflejo de la credulidad, la esperanza de encontrar en los arbolitos,
el regalo traído por Papa Noel . Si, si, me dirán con ojos adultos : “ es todo
un comercio”, pero elijo creer , me contagio de esa energía dejándome llevar por el éxtasis de los
brillos, las lucecitas de colores y me sumerjo en un mundo de cuentos
fantásticos, duendes y renovada alegría.
Ya divorciada, siempre quise pasar la Navidad con mi hija, y
cedía el Año Nuevo al padre, nos invitaron a la casa de unos parientes de mi
cuñado a cenar la noche del 24, allá partimos, junto con mi hermana sobrinos y
mi madre. Llegamos sobre la hora de preparar todo y cuando ya estábamos casi todos sentados,
viene un sr. que nos presentaron como el
padre del tío de mi cuñado ( ups) y se
sentó en la cabecera de la mesa… mi hija y yo nos miramos inmediatamente, con
cara de ohhhh (sorprendidas es poco decir) . Vestido con una camisa y pantalón
deportivo, este señor tenía una barba
larguísima casi toda blanca, al igual que su cabello largo y aspecto bonachón y panzón.
Pobre, pasamos toda la cena mirándolo.
Casi a las 12 de la noche, lo perdimos de vista.
Ya puntualmente a la
hora de brindar, comenzamos con el
conocido ritual de todo lo que se hace
habitualmente en una noche navideña, cuando vemos que aparece Papá Noel a brindar con
nosotros, con su carácterístico ho ho ho….
Demás esta decir que fue totalmente mágico el momento, y ni hablar
cuando comenzaron a repartirse los regalos, luego con caramelos en los
bolsillos, salió a repartirlo entre los chicos del barrio.
Si bien, mi cara de tonta no se borró un solo momento, lo maravilloso fue ver la cara de mi hija, que si bien ya
sabía lo que tenía que saber, tiene un
carácter firme y es muy realista … (ojo, no digo más por si hay chiquitos por
ahí) , ví en sus ojos algo difícil de
explicar, un nuevo “yo creo”, en
ese renovado brillo, de fe, esperanza, me hizo sentir más
aún, lo que siempre sostengo “ todo es posible”,. Y sentí la emoción en sus palabras
cuando me dijo: “mamá!!! Cenamos con el
verdadero Papá Noel?”
Hace algunos pocos años me enteré que este sr. Falleció,
cuando se lo comenté a mi hija ya mayor de edad…no pude evitar una sonrisa
melancólica cuando me dijo… “quien mamá? Falleció Papá Noel….?
Gracias una y mil veces gracias a este sr. Que ni siquiera
recuerdo el nombre, pero nos ha hecho el
mejor de los regalos…. Una Feliz Navidad!!!!!
Laura Parrinello
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